Bienvenidos a este blog. Encontraréis críticas literarias y novedades sobre mis publicaciones.


miércoles, 30 de octubre de 2013

SUEÑO PROFUNDO





Autora: Banana Yoshimoto
Editorial: Tusquets (colección andanzas)
Traductora: Lourdes Porta
Ilustración: Paul D’Innocenzo
172 páginas
ISBN: 84-8310-324-9




           
            Cayó en mis manos una novela de Murakami, “Kafka en la orilla”, cuya lectura se convirtió en un primer contacto con la esencia de la literatura japonesa. Tras leer toda la obra de este autor y afectada, sin saber aún el motivo, sentí que necesitaba más y entré en el mundo de Hiromi Kawakami, dejándome envolver de forma ya incondicional por el componente emocional y sensorial 
que los escritores japoneses imprimen en sus escritos.
            
            Tras la experiencia de Hiromi seguí con la búsqueda y me perdí entre los pasillos de una librería, donde encontré este ejemplar de Banana Yoshimoto. Al terminar la lectura, acudí de nuevo al estante japonés y me compré todos los libros de esta autora que, gracias a las traducciones de Tusquets, podemos disfrutar aquellos lectores que en Occidente hemos sido inoculados por la sensibilidad nipona.

            Banana Yoshimoto nace en Tokio y estudia literatura en la Universidad de Nihon. Autora japonesa que, junto a Murakami, ha obtenido más premios en los últimos años. Siendo estudiante, publica “Kitchen”, ganando el premio Newcomer i el Izumi Kyoka, obra que ya cuenta con más de sesenta ediciones y que ha sido llevada al cine en varias ocasiones. En nuestras librerías y publicada por Tusquets (colección andanzas), podemos leer “N.P.”, “Amrita” y “Recuerdos de un callejón sin salida”.




           
            “Sueño profundo” consta de tres relatos escritos en primera persona: “Sueño profundo”, “Los viajeros de la noche” y “Una experiencia”. En todos ellos, tres mujeres, marcadas por la muerte, se dejan llevar por la somnolencia como estado para alejarse de su cotidianidad. La muerte y la vida, el sueño y la realidad están conectados, se difuminan las fronteras y conviven con el personaje como si todo fuera un mismo plano.

            Terako, en el primer relato, tal vez enamorada de un hombre con quien no puede establecer relaciones estables, vive el duelo por la muerte de su amiga Shiori. El estado de somnolencia al que se abandona le haré cruzar puertas que, seguramente, siempre han estado abiertas.
            En el segundo relato, la muerte de Yhosihiro es el detonante para que Shibami, su hermana y narradora de la historia, sienta como propios los cambios de las dos mujeres que marcaron su vida.
            En el último, conocemos a Fumi, que entra en un letargo inducido por el alcohol. Como a Terako, la somnolencia la aparta de una realidad que le duele, que no entiende y que la llevará hasta una música extraña donde habita Haru, joven que ha fallecido sin que la protagonista lo supiera y con quien competía por una rivalidad amorosa.

            En las tres historias el sueño, como huida, se mezcla con una realidad que incomoda a sus personajes. La muerte de personas importantes en su vida, detonante de los relatos, se introduce en el mundo onírico, formando un bucle en el que realidad, sueño, vida y muerte se funden en la unidad de una existencia en que el corazón se superpone al intelecto.
            
           Historias sobrenaturales, misterio, sensibilidad e intimismo son algunos de los ingredientes que utiliza esta autora para mostrarnos su universo de apariencia triste, etéreo, saturado de sombras y vacíos, donde los personajes  afrontan las contradicciones de su conciencia, aceptándolas…






GRISELDA MARTÍN CARPENA
12-9-2013


martes, 29 de octubre de 2013

MI AMOR EN VANO








Autora: Soledad Puértolas
Editorial: Anagrama
1ª edición: septiembre de 2012
ISBN: 978-84-339-9751-7
225 páginas


           
            La zaragozana Soledad Puértolas es una de las escritoras más reconocidas en el panorama literario español. Ha publicado una docena de novelas y cinco antologías de relatos. Ganó el premio Sésamo a finales de los setenta (El bandido doblemente armado), el Planeta en los ochenta (Queda la noche), en los noventa el premio Anagrama (La vida oculta) y desde el 2010 es miembro de la Real Academia, ocupando el sillón “g”.
            Con esta nueva novela nos muestra una vez más su estilo natural, suave, lento e introspectivo, que engancha al lector con la caricia de un lenguaje y una estructura impecable, sin estridencias. Es una autora que acompaña a través de su pluma, que no empuja con la agresividad a la que actualmente se nos tiene acostumbrados. Y se agradece.




            Una vez más, trata sobre los hechos ocultos, secretos que esconden sus personajes y que son la magia literaria que radica en las palabras no dichas, en los mínimos gestos que muestran mucho más que la acción. Sus personajes no son héroes, son personas que viven al límite y en una sociedad que les pone la zancadilla para alcanzar sus sueños. Aceptar la rutina, puede ser un reto.

            Mi amor en vano es un viaje emocional narrado desde el dolor, físico y del alma. El dolor, elemento inseparable de la vida, es el hilo conductor de esta novela y factor que empuja al protagonista para cambiar su percepción sobre el entorno y para aceptar a los personajes de su nueva etapa.

            Esteban, joven que sobrevive a un accidente de tráfico, debe convivir con las limitaciones físicas, con el dolor. Se aparta de su entorno habitual, de su familia, y se traslada a un barrio periférico. Entre los vecinos de la nueva vivienda contacta con una familia compuesta por Dayana, mujer que ha sido actriz, cantante y modelo de artistas, con Eugenio, su marido, periodista deportivo y activista político en su juventud, luchador en la actualidad del relato contra el alcohol. Violeta, la hija de ambos, es una joven activa que arregla ropa y hace collares, nunca para quieta, y con largos monólogos le muestra que las vidas de quienes le rodean, son un cúmulo de ambiciones rotas, traiciones, sueños que germinan, luces y sombras que no solo le pertenecen a él.
            En el centro de rehabilitación, Esteban conoce a Teresa, personaje complicado, con quien comparte el dolor físico y que también le despierta unas sensaciones que creía haber perdido el día del accidente.

            "He sido un soñador, le decía yo, pero ahora no me atrevo a soñar y por eso no puedo contarte nada, prefiero escucharte, así me hago la ilusión de estar deslizándome por tu vida, de ser un observador de tu vida, porque en la mía ya no quiero pensar, solo consiste en obstáculos que tengo que salvar, es una vida material que no puede pensarse, me hundiría si pensara en mi vida."



GRISELDA MARTÍN CARPENA
18-10-2013