INFERNO

Autor e intérprete: Felipe Cabezas

Dirección: Berty Tovías

Producción: La Ira Teatro

Barcelona esconde misterios, tesoros ocultos que esperan a que la curiosidad los desvele. El miércoles 28 de marzo tuve la suerte de toparme con dos: el Círcol Maldà y la obra Inferno protagonizada por Felipe Cabezas.

Descubrí una pequeña sala en el centro de la ciudad, una sala de atmósfera cálida con esencia a autenticidad que me invitó a disfrutar de una oferta teatral que existe más allá de las grandes promociones y donde la distancia entre el espectador y el artista consiste en tan solo una fina línea.

Se apaga la luz y nos encontramos en el Inferno. La voz potente de Felipe Cabezas interpretando a Tristano Martinelli nos convierte en partícipes de la vida de ese actor y acróbata italiano que creó la máscara de Arlecchino.

Grita pidiendo ayuda.

Nadie lo escucha en el infierno.

A través de las vivencias del personaje viajamos por una Europa post renacentista y castigada por el hambre, la peste, la guerra…, por esas eternas lacras de nuestra existencia que a pesar del paso del tiempo, el ser humano sigue sin erradicar.

Inmerso en el infierno y sin encontrar salida, Tristano crea un arma contra la miseria, crea su personaje que, con una sonrisa, luchará contra el dolor. Arlequino es el arquetipo del diablo, ser que se fragua en los infiernos, en el seno de la crueldad y la miseria.

Se ríe del hombre, se ríe del mundo.

Arlequino y Tristano, Tristano y Arlequino confunden su esencia, y con piruetas y sonrisas parodian los vicios del ser humano. El actor conseguirá la gloria, pero a cambio perderá su alma.

Nunca saldrá del Inferno.

Cabezas interpreta con entrega y autenticidad una historia fresca y original dirigida por el actor catalán Berty Tovías. Solo en el escenario, junto a una caja de madera y su máscara, nos ofrece un estudiado monólogo salpicado de piruetas. Interpreta a diferentes personajes cambiando constantemente de matices y mostrando dotes de artista de gran temperamento.

Arlequino en el siglo XXI ha poseído cuerpo y alma de este actor chileno residente en Barcelona y mi deseo es que los espectadores podamos seguir riéndonos de la miseria junto a su magnífica simbiosis.

GRISELDA MARTÍN CARPENA     

28-3-2012