Autora: Margarita Espuña
Editorial: RBA
222 páginas
1ª edición: junio 2010
“Te encontré en ese sueño y en las sombras
de mi propia soledad. Comprendí ese vacío que no pudiste llenar, ese dolor por
el padre perdido, ese no poder más.”
Tras
una bella carta dirigida a la protagonista, Margarita Espuña, le pide perdón
por los posibles errores y le reclama que acepte su voluntad a narrarla.
Dicen
que una persona muere cuando se le ha olvidado y Tati Allende, la hija
revolucionaria del presidente, del compañero presidente, vuelve a renacer con
la lectura de este libro. Me atreveré a decirle a la autora que, su
protagonista, seguro que la perdona, que acepta su voluntad e incluso añadiré
que estaría encantada con sus palabras, que está encantada…
Basándose
en la poca documentación que se dispone sobre Beatriz Allende, Margarita
Espuña, atraída por el personaje, reconstruye su biografía novelada y nos
acompaña en un triste viaje hacia una más de las masacres que tantas veces
hemos tenido que soportar a lo largo de la historia de la humanidad.
Paseando
por las grandes alamedas de su querido Chile, enfrascada en largas noches de
lectura, luchando por sus sueños en mejorar la vida de los más desfavorecidos e
incluso cuando siente el vértigo de la derrota, Tati nos susurra a través de
las páginas de este libro, nos revela sus secretos, ama, sonríe, llora…
El
personaje traspasa el papel impreso y se nos muestra como una mujer real que ocupará
nuestro espacio. Mujer valiente, soñadora, envuelta por un manto de luz y
sombras, convive entre anhelos y desesperos consiguiendo empatizar rápidamente
con el lector. Beatriz Allende se convierte en Tati, una persona que entra en
nuestras vidas gracias a la pluma de su autora y a la simbiosis que consigue
alcanzar con el personaje, hecho que en pocas ocasiones tiene lugar en la
literatura, que tan solo sucede en las buenas obras.
Esta
narración es un buen ejemplo.
Tras
el golpe de estado perpetrado por los militares en Chile y la muerte del
presidente Allende en la Casa de la Moneda, Tati, contra su voluntad, se
refugia en Cuba. La convierten en icono de la lucha revolucionaria, quizás
siendo manipulada por el interés político. En el exilio, siente el dolor del
pueblo chileno, de la barbarie acometida contra sus compatriotas, sufre con el
genocidio.
Tati
no pudo soportar el pasado, la muerte de su padre, la muerte de su pueblo. Fue
desgraciada, inmersa en un presente que nada tenía que ver con sus sueños, y,
el futuro que no fue capaz de vislumbrar, la obligó a tomar una decisión que seguramente la envolvió en el
silencio, en la vergüenza del revolucionario que claudica.
Admiradora
del Che Guevara e instruida por el Comandante, aprendió e hizo suyo el
concepto: el auténtico revolucionario está guiado por grandes sentimientos de
amor. Tiene que existir el amor a los pueblos, a las causas más sagradas. Se
debe ser heroico y ético. Su condición de médica y de auténtica revolucionaria,
seguramente la obligó a tomar su decisión, casualmente un martes once.
“Te admiro por tu valentía, porque fuiste
capaz de lanzar un grito desesperado que al fin oyeron. Fue la única ocasión en
la que expresaste al mundo tu dolor”
Como dice la canción: aprendimos a quererte, y yo también te admiro
Tati. Te asesinaron el pasado, te borraron el presente, decidiste tu futuro.
Felicidades
Marga, felicidades y gracias por rescatar del olvido y conseguir renacer con
tus palabras a Tati Allende, la hija revolucionaria del presidente chileno.
GRISELDA MARTIN CARPENA
Barcelona 9 de mayo de 2012
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