Autor: Alejandro Palomas
Editorial:
Espasa
ISBN:
978-84-670-3619-0
325
páginas
“No hay mejor música que la de un corazón afinado. Solo
entonces suena el alma del mundo.”
Afinar el corazón es una
ardua tarea. Que suene el alma del mundo, también, pero descubrir la música
entre las páginas de esta novela, es fácil. Mucho.
Se puede utilizar un
lirismo azucarado que desborde la trama y llegue a molestar al lector pero, en
el caso de Palomas, su prosa cuidada, con solfa, es un ingrediente que realza
la narración, la envuelve y convierte en una sinfonía que se puede escuchar a
lo largo de sus más de trescientas páginas. En esta novela, descubrimos el
sonido del chelo, “la voz de los perdedores”…, “de los perdidos”.
Clea Ross y Otto Stephens
ingresan en una residencia de ancianos la misma tarde de junio. Ella, descarada
e impertinente, verbaliza sus pensamientos, sin filtrar, revoluciona el entorno
con su personalidad y llama la atención de Otto, director de orquesta, galán
octogenario que no pierde la sonrisa ante las curiosas condiciones que se ve
obligado a aceptar para conseguir la amistad de la mujer.
Ambos escogen a la misma
cuidadora, a Illona, una joven húngara que carga con el peso de un pasado que
no la permite avanzar. Compagina la jornada laboral para acompañar a la
intrigante pareja y asumir sus curiosos encargos.
Durante tres meses se
entremezclan las vidas de los tres protagonistas. Dos ancianos que, como
adolescentes, se rebelan contra la rutina y buscan explicaciones en su pasado
para dar respuestas a un futuro escaso. El pasado tendrá que reconciliarse con
el presente para dar una oportunidad al futuro. Se cumple este axioma o no
sonará el chelo, no sonará el alma del mundo.
El chelo…, es el elemento
que los une a Illona, “mujer hecha de capas de cosas no dichas y
no compartidas que había aparecido para cambiar algo, porque seguramente algo
cambiaba siempre allí donde llegaba”
En esta novela, finalista
en el premio Primavera de novela 2011 y recientemente publicada al italiano,
una vez más, me he impactado por esa facilidad que posee el autor para penetrar
en el alma de sus personajes, y sobre todo de los femeninos. Palomas es un
explorador de los sentimientos, donde son éstos los que provocan la acción y no
al revés como muchos escritores nos tienen acostumbrados.
“Y si quieres abrazos,
atrévete a pedirlos. Y si te abrazan mal, atrévete a huir. No hay nada más
triste que una vida arrepentida, hija, ni nada más pobre que una muerte
quieta.”
5-7-2013
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