Autor: Natsume
Sôseki
Traductor y autor
del epílogo: Carles Rubio
1ª edición en
castellano: Editorial Gredos, 2003
2ª edición en
castellano: RBA, 2012
317 páginas
ISBN:
978-84-9006-105-3
Kokoro
se puede traducir como corazón, alma, sentimiento, mente, espíritu… No existe
una palabra en español ni en otra lengua que pueda concentrar todo lo que
significa. El concepto de este término se esconde en la trama profunda del
libro y flota en cada una de las líneas de esta novela que, a pesar de ser
publicada en 1914, contiene todos los ingredientes de una obra innovadora.
Construida sobre una estructura perfecta, aborda temas que abarcan desde las
relaciones humanas, la individualidad, la soledad, la intriga, la muerte y los
cambios sociales. Es un clásico de la literatura japonesa, obra cumbre de
Sôseki, que en la actualidad se sigue leyendo por un público diverso y tanto en
Japón como en Occidente.
Natsume
Sôseki, seudónimo de Natsume Kinnosuke (1867-1916), nació en Tokio, llamado
entonces Edo, un año antes de la restauración Meiji, cuyo joven emperador sacó
a Japón de un aislamiento de 250 años y el país vivió una revolución social,
tecnológica y, por supuesto, literaria; hecho social que marcó la obra del
personaje.
Poeta,
ensayista y autor de novelas, es uno de los introductores del individualismo en
la narrativa japonesa, concepto contrario a la tradición milenaria nipona en la
que naturaleza, hombre y deidad forman parte de un todo.
Octavo
hijo de una familia fue dado en adopción. La muerte de su madre, de dos
hermanos y el chantaje de su padre cuando consiguió la fama fueron,
seguramente, motivos de su carácter inseguro y depresivo. A pesar de ello,
estudió literatura inglesa en la Universidad Imperial y cultivó diversas
lenguas. En 1895, de forma inesperada, Sôseki abandonó el mundo académico y literario
de Tokio para ejercer como maestro en una escuela rural de la isla de Shikoku.
El año siguiente se trasladó a la isla de Kyûshû, se casó y continuó enseñando
inglés. Parece ser que ni el matrimonio ni la enseñanza lo compensaban y el año
1900 aceptó una beca del Ministerio de Educación y se fue a Londres, donde
vivió solo, pasó dificultades económicas, se sintió marginado y se comenta que
sufrió una fuerte crisis nerviosa. Este pasado se refleja en uno de los
personajes de Kokoro.
(Isla de Shikoku)
Volvió
a Japón a enseñar inglés en la Universidad de Tokio. Publicó su primera obra en
1905 (Soy un gato), crítica a los intelectuales que admiraban y emulaban sin
filtro todo cuanto llegaba de Occidente. En 1907, el éxito le permitió
dedicarse por completo a la literatura y fue abandonando el tono humorístico de
sus primeras obras, apuntando al individualismo de la sociedad moderna que
tanto había criticado.
Enfermó
de tuberculosis en 1910, pasando largas temporadas postrado en una cama, pero
reconoce en sus diarios que fue la época más feliz de su vida. Entre las
creaciones de este periodo destaca Kokoro,
su obra maestra.
La
estructura de Kokoro se organiza en
tres partes y narra la compleja relación entre un joven estudiante y un
intelectual a quien llama sensei (maestro
en japonés), en quien se apoya como mentor espiritual. Sensei, que vive
retirado del mundo, no confía en el ser humano, se desprecia a sí mismo y
esconde un secreto que le atormenta desde la juventud.
En
las dos primeras partes, narradas en primera persona desde el punto de vista
del estudiante, domina la introspección del joven, hecho que rompe con la
filosofía budista. Seguiremos su encuentro con el intelectual y el desarrollo
de la amistad entre los dos hombres, hecho inusual hasta ese momento. La intriga
se nos muestra con un misterio, que no se desvela, en el pasado de sensei.
En la
tercera parte, el joven no aparece en la narración, como si estuviera fuera del
libro, junto al lector, y ambos leen la carta de sensei en la que revela el secreto que esconde toda la vida. Se
trata de una especie de testamento espiritual del mismo Sôseki que al igual que
el personaje, son hombres perdidos entre el antiguo Japón y uno nuevo que se
somete a la modernidad de un Occidente que admiran, pero no llegan a aceptar.
El
final es abierto, dejando al lector la tarea de descubrir la voz en los
silencios sonoros de sus párrafos y de interpretar las señales que nos regala
el relato como un reto a la curiosidad.
*El libro contiene en las dos ediciones en
español, una introducción y un epílogo de Carlos Rubio, traductor de la obra, que
es imprescindible. Aporta al lector datos históricos, evolución de la
literatura japonesa, cronología del autor y curiosidades de gran interés que,
como si se tratara de una clase magistral, nos introduce en el Japón del último
tercio del siglo XIX y nos acompaña no solo a lo largo de la obra de Soseki,
sino también nos conduce al entendimiento de lo que supuso la occidentalización
en la cultura tradicional del Sol Naciente.
GRISELDA MARTÍN CARPENA
20-12-2013
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