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domingo, 9 de junio de 2013

A propósito de UN MUNDO FELIZ







            Publicada por primera vez en 1932, UN MUNDO FELIZ es la novela más famosa del británico Aldous Huxley y un clásico de la literatura futurista que, tras 81 años, sigue siendo motivo de reflexión.

           
            Utopía es ese mundo feliz que se consigue con el avance científico. La tecnología reproductiva, cultivos humanos y la hipnopedia son las principales herramientas para “fabricar” seres humanos que se conforman con su vida y sobre todo que no dudan.



           
            En esta idílica sociedad no existen el hambre ni la guerra, desaparece la familia, la diversidad cultural, la religión y la filosofía. El sexo es una obligación, la juventud es la norma y si la tristeza o la duda afloran, es fácil evitarlas con unos gramos de “soma”.

            Malpaís es la reserva donde quedan vestigios de seres “no civilizados”, vivíparos que siguen conviviendo con la miseria y las enfermedades, con el respeto a sus dioses y sus dudas filosóficas. Representa el pasado de la novela, nuestro presente y, añadiría, el futuro que los Alfas tal vez deseen para las castas inferiores...



           
            Jonh el Salvaje, uno de los protagonistas, vive en Malpaís y es hijo de “civilizados”. Metafóricamente puede representar nuestro presente. No pertenece al pasado ni al futuro de ninguna sociedad. No encuentra su sitio en un mundo que ni entiende ni en el que es aceptado. Sus raíces son las de un mundo miserable que no admite y su futuro es la conformidad que no entiende.
Como es una novela conocida, tomo la licencia de recordar el final: Jonh, el híbrido, decide suicidarse.

            Existen infinidad de estudios y críticas sobre UN MUNDO FELIZ, llegándose a encontrar paralelismos con obras tan esencialmente diferentes como la “Caverna de Platón”, en la que la gente es feliz aunque sea esclava en la prisión de sus 
propias mentes.



           
            En la película “Matrix” se pueden abstraer conceptos de esta novela ya que los ciudadanos viven en un lugar totalmente irreal, controlado por ordenadores y donde la duda también está perseguida.
            En la sociedad de Utopía, los disidentes son exiliados a islas lejanas, para que no contaminen a una sociedad controlada . En Matrix, Neo, se puede aliar con la resistencia de Sion.



          “Los juegos del hambre”, novela de ciencia ficción publicada en 2008 y escrita por Suzanne Collins, ha sido llevada al cine con gran éxito sobre todo en el público joven. Reincide en esas “dos sociedades”. La protagonista de dieciséis años, Katniss Everdeen, vive en el mundo post-apocalíptico donde el gobierno, llamado el Capitolio, tiene el poder total. Las castas privilegiadas, que podrían ser los Alfa y Beta se divierten con 
batallas televisadas donde la población lucha a muerte.




            En el año 2013, hemos alcanzado muchos de los avances científicos que presagiaba Huxley, pero no hemos acabado con la enfermedad ni con la guerra. ¿Felices? Tan sólo han conseguido este estado algunos personajes que se consideran seres Alfa y que viven a expensas de la gran masa de obreros Delta, Gama y Epsilons. Las castas inferiores no tienen soma, pero siempre pueden tomar antidepresivos, practicar Coaching y autoconvencerse de que son felices.

            Dudar, también puede ser penalizado en esta sociedad en la que no aparentar ser feliz puede ser motivo de sospecha.

            Tal vez la próxima reseña sería conveniente que tratara sobre 1984 de George Orwell.

            Para seguir dudando…



           

GRISELDA MARTIN CARPENA
Barcelona, 09-06-2013




2 comentarios:

Rosa María Vargas dijo...

genial Griselda la reseña........Un abrazo.

Griselda Martín dijo...

Gracias Rosa María.

Para creer, ya sabes que primero debo aclarar dudas.

Un abrazo