Autora: Banana Yoshimoto
Traductora: Lourdes
Porta Fuentes
Editorial: Tusquets
(colección andanzas)
1ª edición: noviembre
de 2013
182 páginas
ISBN:
978-84-8383-776-4
Mahoko
Yoshimoto, conocida en el mundo editorial como Banana Yoshimoto, es una de las
escritoras japonesas contemporáneas más leídas fuera y dentro de su país.
Estudia
literatura en la Universidad de Nihon. Siendo estudiante, en 1987, gana el
Newcomer Writers Prize con su primera novela “Kitchen”.
En
el “Lago” nos encontramos rasgos
recurrentes de todas sus obras. Una mujer vuelve a ser la protagonista, y la
muerte, lo paranormal y las relaciones de pareja forman parte de la trama. La
autora mezcla el realismo de la vida corriente con personajes que pareciendo
irreales se convierten en seres cotidianos, mientras se mueven en un escenario
onírico que a través de la lectura asimilamos como verosímil. Al igual que
Murakami y Kawakami, Banana Yoshimoto tiene la facilidad con su pluma de borrar
el contorno de la frontera e invitar al lector a fundir los sueños con lo
aparentemente real.
Chihiro,
una joven licenciada en arte y famosa por sus pinturas murales, sufre un duelo
tras la muerte de su madre. Sumida en la nostalgia y la soledad, recuerda con
inquietud la atípica relación de sus progenitores. A través de la ventana
observa a un joven, Nakajima, que vive en el edificio de enfrente. Las miradas
dan paso al saludo, a las breves conversaciones y, poco a poco, se consolida
una relación que los lleva a compartir sus vidas.
Nakajima
también ha perdido a su madre y calla un pasado que se percibe envuelto por
sombras de misterio. Chihiro, intrigada, desea encontrar los motivos que
atormentan a su compañero y lo acompaña a un enigmático paraje cerca de un lago
que esconde pistas por desvelar.
Personajes
que duermen abrazados a una parrilla de mochi,
otros que viven en una especie de sueño eterno, clarividentes que se comunican
a través de una voz ajena… se convierten en seres cotidianos que no desentonan
en el escenario de un Japón actual, corriente, con sus rutinas, problemas,
virtudes y claroscuros.
Al
llegar al desenlace de sus novelas no puedo evitar una sensación de pesar,
como la interrupción brusca de un bonito sueño a causa del tono estridente de
un despertador. Sus finales son predecibles, demasiado, llegando en esta obra a
ser redundante y demasiado explícito.
Tras
leer “Sueño profundo”, “El Lago” me
ha decepcionado.
GRISELDA MARTIN CARPENA
21-4-2014
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