Bienvenidos a este blog. Encontraréis críticas literarias y novedades sobre mis publicaciones.


viernes, 17 de agosto de 2012


GRIS DE GRISELDA



Autora y directora: María Gasa
Ayudante de dirección: Maribel Gasa
Música, decorado y vestuario: Maribel Gasa y Andrea Aznar
Actrices: María Gasa, Maribel Gasa y Miriam Rodríguez
Escenario: Hortoneda

            Tras recorrer un bello paisaje salpicado de pantanos azules y traspasar el límite de la roca Sagrada, los móviles dejan de funcionar, Internet es un lugar prácticamente inaccesible y accedes a un pequeño pueblo cobijado entre montañas, con personas gentiles y la paz de un silencio enmarcado por un hermoso cielo pintado de estrellas.

            El día 15 de agosto, fiesta mayor de Hortoneda u Ortoneda, población de Lleida donde la “hache” parece que también esté invitada al baile de la noche, se representó “Gris de Griselda” una magnífica obra de teatro dirigida e interpretada por estudiantes. Ilusión, pasión, genialidad y una gran profesionalidad me hicieron intuir un futuro esperanzador en el mundo de las artes escénicas para todas ellas.


            Tuve el enorme placer de asistir como espectadora a una obra de teatro donde la protagonista era esa autora impaciente, obsesiva, exigente y fantasiosa que desde el día de mi nacimiento convive con mi persona. María Gasa interpreta a Griselda, la pasión. Maribel Gasa en el papel de Gris es la cordura que habla en susurros, la esencia de su vida y Miriam Rodríguez es Marina, su personaje más querido, esa adolescente que no quiere crecer en un mundo que no entiende, que no le gusta y que nunca ha dejado de creer en las hadas.

            “Más allá de la vida, cuando abandonas tu cuerpo y parece que has dejado de existir… ¿Se pueden abrir nuevas puertas a mundos paralelos?”

            María Gasa, arrinconando el pánico escénico que la saturó el momento previo a empezar la obra, se olvida de su persona, hace suyo el personaje y nos sorprende interpretando un papel que la absorbe. María deja de ser una estudiante de artes escénicas, se convierte en Griselda y nos muestra a lo largo de la obra que al cruzar la frontera existe la posibilidad de otras existencias posibles.


            Los focos se encienden y una habitación desordenada son el escenario iluminado hacia donde se dirige la mirada de los más de doscientos espectadores que esperábamos que empezara la función. Papeles arrugados, esparcidos por el suelo y libros, muchos libros son los dos elementos que absorben el pensamiento de la protagonista, una mujer que estirada en la cama busca obsesionada la frase perfecta que preceda al punto y final del manuscrito que tiene en su regazo.


            Toma notas en papeles que luego arruga y lanza a los pies de la cama. Subraya frases en los libros, se levanta inquieta, pasea por la habitación hasta que, con el rostro iluminado por la idea, vuelve a sus notas. Ha encontrado la frase, y el punto final la conduce a ese mundo de placer que otro escritor puede entender.

“Cuando cerramos el local, una hermosa flor de loto tatuada en mi hombro me recordará siempre que más allá de las capas de fango, más allá de las dudas, del hedor de vacío y de los sueños caducos, existe una luz.”


            Feliz, exhala la que parece ser la última calada de un pitillo e inerte yace en la cama, envuelta de sus novelas, de sus notas y de ese manuscrito que tal vez nunca vea la luz.
            Se interpreta la fantasía que sienten algunos escritores por encontrarse y hablar con sus personajes, como una manera de pensar en esa obra mayor en la que aparecerán todas sus criaturas de ficción. Sueño que grandes maestros como Paul Auster hizo realidad en su obra titulada: “Viajes por el Scriptorium”.


            Marina, vestida de negro, aparece con los cabellos largos, tapando su rostro cubierto de lágrimas. Se sienta en el borde la cama. Llora por su autora, por su amiga, por aquella persona que siempre buscó sin darse cuenta que la encontraría, con los años, en el reflejo de un espejo.

            Griselda, encarnada en María, abre los ojos. No entiende los lloros de Marina, no entiende qué hace a los pies de su cama. Se levanta, enciende un nuevo cigarrillo y, enfurecida, tira los objetos que hay encima de la mesa. Creo que estoy muerta, verbaliza, pero inconformista hasta con la muerte se niega a aceptar su actual estado.

            Recuerdos del pasado la devuelven a la infancia. Siente el sabor de aquellos deliciosos pasteles de chocolate. Victoria, Pere, su madre… Personajes reales de su vida se mezclan con los personajes que viven en el papel.

            Al ritmo de la música de Eva Nova (ma l'amore no), María, en el personaje de Griselda, una mujer que vive en el Entremundo se mezcla con el público, tal vez sus lectores, tal vez sean para ella sus personajes, los que viven en el papel y los que han muerto con ella. Los invita a bailar una melodía dulce con sabor a pasado.
           
            Gris, la voz, la esencia de la autora, le recuerda que no puede volver hacia atrás, que un nuevo camino la espera. Yo soy tu. Mi momento aún no ha llegado, pero tu debes marchar.



            “No tardarás en dejar este presente. Serás transportada para observar la vida con ojos mágicos. Te convertirás en una hada.”

            Griselda observa su destino y al ritmo de “Wezeer - island in the sun” decide explorar otra dimensión, pero antes tiene que encontrar a sus mujeres…
“Mujeres en la sombra” no aparece, la novela parece ser que se resiste a abandonar el mundo real, y toma en su lugar el manuscrito por publicar. Convertida en Akhasia recorrerá el mundo etéreo a la búsqueda de un editor para su última novela: “La agenda roja”. Impaciente y tozuda hasta la eternidad.

 
            Suena la música de Beatles “here comes the sun”
“Aquí viene el sol. Ha sido un largo y duro invierno. Siento como el sol se derrite suavemente.”


MÚSICA DE “GRIS DE GRISELDA”

Claude debussy - claro de luna             http://youtu.be/egB9r6v28Uw

Lana del rey - summertime sadnessthe                                           http://youtu.be/vx2yV0yOvRw                                           

Eva Nova - ma l'amore no                                   http://youtu.be/ShEOo9Kq6hw

Wezeer - island in the sun                                  http://youtu.be/NnAy_ba-3Pg

The beatles - here comes the sun           http://youtu.be/U6tV11acSR

GRISELDA MARTIN CARPENA
16 de agosto de 2012

LAS NORMAS DE LA CASA






Autora: Jodi Picoult
Traductor: Julio Hermoso
Ediciones Temas de Hoy (Sello de Planeta)
1ª edición: junio de 2012
701 páginas
ISBN: 978-84-9998-154-3


“Normal es el término por el que es conocido cualquier ser vivo que carece de diferencias significativas con su colectivo.”

Según la definición de normal, la mayoría de seres de este planeta, por suerte, no lo somos. Jacob Hunt, uno de los personajes de la novela, encaja mucho menos en este concepto. 
Con pocos meses de edad, mira fijamente a los ojos, a la cámara que gravará en unas cintas de vídeo, expresiones que de forma repentina desparecerán de su rostro. A la semana de recibir unas vacunas con mercurio, Jacob deja de ser un niño verbal, no interacciona con el entorno y, tirado en el suelo, pasa las horas mirando como giran las ruedas de sus camiones de juguete en lugar de correr con ellos por el salón. Es diagnosticado de Síndrome de Asperger.

En la escuela es rechazado con mayor agresividad que lo sería un niño que lleve gafas, que tenga una nariz grande o esté sobrado de quilos. Las diferencias en el comportamiento que conlleven diagnósticos psicológicos son consideradas como lacras en una sociedad en la que hace tan solo unas décadas, se encerraba en manicomios a personas que por ejemplo, tan solo paseaban por las noches. El loco es el extravagante, el diferente que rompe la armonía de una sociedad a la que le gusta esconder sus miserias. Jacob no entiende la ironía, las metáforas, es superdotado, metódico, pero su mayor problema radica en que siempre dice la  verdad. No encaja en un mundo donde la farsa y la mediocridad son la norma.

Emma, su madre, lo protege. Tras la huida de un padre que no soporta la diferencia de su hijo, la deja sola en una lucha titánica: Intentar que Jacob reciba el mismo trato que los niños normales en un colegio normal y con un programa de estudios normal.
Las personas diagnosticadas de Asperger necesitan una rutina para no aislarse por completo de su entorno. Por ello, Emma elabora las normas de la casa que son la biblia de su pequeña familia.

1. Recoge lo que desordenas.
2. Di la verdad.
3. Lávate los dientes dos veces al día.
4. No llegues tarde a clase.
5. Cuida de tu hermano, el es único que tienes.

Jacob las cumple de forma literal, tal y como interpreta todo en la vida. Su hermano Theo, a menudo las olvida, al igual que se siente olvidado en una familia donde cualquier detalle gira en torno de su hermano. ¿Error de Emma? Yo creo que no, es tan solo la consecuencia de su entrega al hijo más necesitado y a la ausencia, en este caso, de ayudas sociales cuando la vida te exige un esfuerzo excesivo. Theo y Emma son víctimas de una sociedad materialista y depredadora.

Jes, la tutora de Jacob, es contratada para ayudarlo a interpretar una vida que se esconde tras metáforas, tras gestos contradictorios, a enseñarlo a mirar a los ojos del camarero cuando pide una pizza, a entender que chivarse de un compañero que ha cometido una falta, es seguir normas no escritas…, pero interpretar sentimientos y situaciones sociales, son para Jacob materias más complicadas que aprenderse de memoria el código penal o todos los capítulos de Crime-Buster, la serie televisiva que emiten a las 16,30 y que no puede perderse bajo ninguna circunstancia, en cuyo caso sufrirá una crisis.

La muerte de Jes, en un contexto de violencia, es la causa de que Jacob sea sospechoso y detenido por asesinato. Un joven diferente, inepto para expresar o entender la emotividad, experto en representar escenarios criminales y que no es capaz de mirar a los ojos, es seguramente culpable, incluso… para su madre. Siempre ha luchado para que su hijo reciba el mismo trato que los niños normales y, en estas circunstancias, la única oportunidad de que no vaya a la cárcel es aprovecharse del asperger.

Emma reflexiona mientras ve dormir a Jacob. Sus pensamientos saltan de las páginas, empatizando con un lector que se planteará preguntas.
“No sé qué tipo de vida habría tenido sin Jacob, y no quiero saberlo. Si él no hubiera sido autista, no le habría podido querer más de lo que ya le quiero. Y aunque le condenen, no podría quererle menos.”


Las normas de la casa, última novela de la escritora más leída en EE.UU., es una historia hechizante. Narrada en primera persona y a cinco voces te atrapa tras la lectura de los primeros capítulos, permitiendo que el lector se introduzca en las mentes de cada uno de sus protagonistas y comprendan sus reacciones. 
No es tan solo una novela negra con inteligente trama y giros sorprendentes que mantiene vivo el interés hasta el capítulo final, es también un thriller de sentimientos que consigue emocionar y hacer reír al lector con las reacciones de sus personajes. Esta novela es un libro de denuncia en el que, su autora, nos muestra la incompetencia de una sanidad que descuida a los más necesitados, que castiga al débil. Sufrir de una discapacidad en una sociedad donde la sanidad y la justicia están privatizadas puede conducir a una familia hacia la absoluta miseria, tanto psicológica como económica. 

No conocía a Jodi Picoult pero, tras la lectura de esta novela, entiendo su éxito como narradora y, por supuesto, la seguiré de cerca.


GRISELDA MARTIN CARPENA
Barcelona 29 de julio de 2012



PRIME TIME







Dirección: 
Martí Torras
Autor: 
Martí Torras i Paula Blanco
Intèrprets: 
Àngela Jové, Dafnis Balduz, Ferran Vilajosana i Miriam Marcet.



          Las casas abandonadas esconden historias, son los escenarios olvidados de un pasado, vida y muerte que pueden ser testigos tangibles, en este caso, grabados en una película.
          Tres exploradores urbanos entran en una casa. Artistas de la nostalgia, buscan sombras de vivencias extinguidas. Tienen una norma, no forzar, no romper, no variar nada del escenario. Incumplen la ley y fuerzan la entrada. Tal vez, los cita un personaje que habitó en el lugar, tal vez no es casual y los exploradores son el objetivo de una mujer que dejó de existir hace más de diez años.
          Se encuentran una cámara de vídeo que enfoca una cama. Funciona. Por la pantalla se muestra el rostro de una mujer. Ríe, llora, habla y, al final, muere. Una secuencia de imágenes y frases entrecortadas nos dibuja el cuadro inacabado de una de tantas vidas que han sido olvidadas.


          Los tres fotógrafos, herederos de una vida anónima, especulan sobre los motivos que han llevado a la mujer a grabar su vida y su muerte. Lo intuyen, pero tan solo se acercan a una probabilidad.
          Existe una segunda línea argumental que, como un puzle, se cruza con el presente. El pasado de vida de la mujer que ha sido grabada en el vídeo y la de su familia se intercala en el escenario, y los tres fotógrafos se convierten en los hijos de la mujer que se resiste a morir del todo, que se resiste a que nadie la recuerde. Su esquela funeraria es una grabación.
          Prime Time es una tragicomedia donde se plantean temas tan universales como la muerte, el olvido, la relación entre padres e hijos, el amor y el desamor.

          “Los hijos son los primeros necrófilos de nuestra vida.”

          Dice, mirando al público, el fantasma o tal vez la impregnación de la mujer que, mientras sus hijos plantean el futuro de la hacienda familiar, ella va describiendo el proceso de putrefacción del cuerpo humano.

  
          “La hija le pide que muera, para que ella pueda vivir su propia vida.”
          Escenas duras, se entrelazan con un programa de tele basura, donde los fallecidos envían sus vídeos para concursar. Consiguen por supuesto la máxima audiencia, su último “Prime Time”.
          “Solamente quisiera que supiesen describirme cuando yo no esté. ¿Qué recordarán de mi ? ¿Quién se va acordar de mi ? 

          Como tantos deseos, la mujer de la grabación sueña con uno imposible. Tras la muerte, acontece el olvido, y tan solo quedan restos deshilvanados de lo que fuimos, de lo que creímos ser, de lo que soñamos ser. Nadie sabrá describirte. Ni siquiera tu mismo.
          Por supuesto, es tan solo mi interpretación.




 GRISELDA MARTIN CARPENA
22 de julio de 2012
         


           

         
         
         







NUNCA VOLVEREMOS A SER LAS MISMAS






Brenda H. Lewis
Editorial: Espasa
289 páginas
2012
978-84-670-0703-9


Me ofrecieron leer la novela. Pregunté sobre qué iba y al responderme: Chick lit, hice una mueca.
De este género romántico, para mujeres, que se define como post feminista suelo huir como de las abejas. 
Las pastorcillas y damiselas del pasado se han convertido en jóvenes independientes, en apariencia, que subidas a elevados zapatos de diseño suelen caer rendidas ante los brazos de príncipes que se han transformado en hombres poderosos, profesionales de éxito, guapos y altos. 
Casi prefiero leer cuentos de hadas, pues al menos Bella pasa de su hormonado pretendiente y aunque se enamore, lo hace sin ser el fin ansiado de su vida. Además, se enamora de la Bestia. Mejor aún Pocahontas que antepone sus orígenes y su tierra ante el simplón de John Smith, al menos en el cuento. Muy diferente fue en la vida real.

Intrigada por su enigmática autora y por la insistencia de un amigo, me compré a hurtadillas la novela. Tengo que decir que nuevamente me equivoqué en mis juicios premeditados. La novela me ha encantado, me he reído como una posesa y si “Nunca volveremos a ser las mismas” se considera Chick lit, es una buena novela de este género. 
Poseída por el espíritu de Maica, la protagonista, insisto: no me gusta etiquetar como novela de género a los textos cuyos personajes son mujeres. ¿Acaso Paul Auster se encuentra en el género Dick-Lit porque su narrador sea un hombre y sus personajes, casi siempre escritores, sean también de sexo masculino?

Con una prosa ágil, alegre y atractiva, Brenda H. Lewis nos invita a pasear por la vida de Maica Solís, mujer contemporánea, que lejos de vivir en chalets adosados, espiar asesinatos de sus vecinos o casarse con multimillonarios ciegos a lo “Mujeres desesperadas”, pasa sus días en una ciudad como Barcelona, persigue a su hija adolescente, huye de su madre y de su detestable tía y se confiesa a sus amigas, como hacemos el 90% de las mujeres de este mundo llamado civilizado.



        Maica, separada de un piloto que busca la eterna juventud persiguiendo  azafatas holandesas, se entrega a su trabajo, a su hija y a vivir. Es políticamente incorrecta, impulsiva, impaciente, fantasiosa y tozuda, muy tozuda. ¿Neurótica? Pues como todo ser humano que se levanta cada mañana. La neurosis no deja de ser cuestión de cantidad y no de cualidad.
Rossi, la mística, estandarte de la New Age, es su mejor amiga. Insiste en darle consejos para mitigar su mal humor, pero Maica sabe cual es su problema. Chin-Zsé, su hija, está en plena adolescencia y, como tal, reivindica su espacio. Se coloca pearcings, se tatúa, se siente enamorar y Maica sufre, adelantándose a las penurias de su niña, queriendo evitar lo inevitable.
Aprovechando que la chinita está de colonias, Concha, su secretaria, le organiza unas vacaciones en Francia para descansar, y acompañada de su madre y de Rossi vivirán experiencias que serán totalmente opuestas a lo previsto.
Aparece un hombre, Jean Claude, experto en el manejo del “delfín”. Llegado a este punto, sufrí a estilo Maica, pero como posible lectora traicionada. 

¿A qué me estropea el final?

Nuevamente me equivoqué y Brenda sabe manejar el desenlace sin llegar al destino de las pastorcillas o al de la tonta de la Bella Durmiente que solo despierta cuando la besa un príncipe. 
Maica tiene despertador… y Twitter.



GRISELDA MARTIN CARPENA
9 de julio de 2012