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viernes, 17 de agosto de 2012

LAS NORMAS DE LA CASA






Autora: Jodi Picoult
Traductor: Julio Hermoso
Ediciones Temas de Hoy (Sello de Planeta)
1ª edición: junio de 2012
701 páginas
ISBN: 978-84-9998-154-3


“Normal es el término por el que es conocido cualquier ser vivo que carece de diferencias significativas con su colectivo.”

Según la definición de normal, la mayoría de seres de este planeta, por suerte, no lo somos. Jacob Hunt, uno de los personajes de la novela, encaja mucho menos en este concepto. 
Con pocos meses de edad, mira fijamente a los ojos, a la cámara que gravará en unas cintas de vídeo, expresiones que de forma repentina desparecerán de su rostro. A la semana de recibir unas vacunas con mercurio, Jacob deja de ser un niño verbal, no interacciona con el entorno y, tirado en el suelo, pasa las horas mirando como giran las ruedas de sus camiones de juguete en lugar de correr con ellos por el salón. Es diagnosticado de Síndrome de Asperger.

En la escuela es rechazado con mayor agresividad que lo sería un niño que lleve gafas, que tenga una nariz grande o esté sobrado de quilos. Las diferencias en el comportamiento que conlleven diagnósticos psicológicos son consideradas como lacras en una sociedad en la que hace tan solo unas décadas, se encerraba en manicomios a personas que por ejemplo, tan solo paseaban por las noches. El loco es el extravagante, el diferente que rompe la armonía de una sociedad a la que le gusta esconder sus miserias. Jacob no entiende la ironía, las metáforas, es superdotado, metódico, pero su mayor problema radica en que siempre dice la  verdad. No encaja en un mundo donde la farsa y la mediocridad son la norma.

Emma, su madre, lo protege. Tras la huida de un padre que no soporta la diferencia de su hijo, la deja sola en una lucha titánica: Intentar que Jacob reciba el mismo trato que los niños normales en un colegio normal y con un programa de estudios normal.
Las personas diagnosticadas de Asperger necesitan una rutina para no aislarse por completo de su entorno. Por ello, Emma elabora las normas de la casa que son la biblia de su pequeña familia.

1. Recoge lo que desordenas.
2. Di la verdad.
3. Lávate los dientes dos veces al día.
4. No llegues tarde a clase.
5. Cuida de tu hermano, el es único que tienes.

Jacob las cumple de forma literal, tal y como interpreta todo en la vida. Su hermano Theo, a menudo las olvida, al igual que se siente olvidado en una familia donde cualquier detalle gira en torno de su hermano. ¿Error de Emma? Yo creo que no, es tan solo la consecuencia de su entrega al hijo más necesitado y a la ausencia, en este caso, de ayudas sociales cuando la vida te exige un esfuerzo excesivo. Theo y Emma son víctimas de una sociedad materialista y depredadora.

Jes, la tutora de Jacob, es contratada para ayudarlo a interpretar una vida que se esconde tras metáforas, tras gestos contradictorios, a enseñarlo a mirar a los ojos del camarero cuando pide una pizza, a entender que chivarse de un compañero que ha cometido una falta, es seguir normas no escritas…, pero interpretar sentimientos y situaciones sociales, son para Jacob materias más complicadas que aprenderse de memoria el código penal o todos los capítulos de Crime-Buster, la serie televisiva que emiten a las 16,30 y que no puede perderse bajo ninguna circunstancia, en cuyo caso sufrirá una crisis.

La muerte de Jes, en un contexto de violencia, es la causa de que Jacob sea sospechoso y detenido por asesinato. Un joven diferente, inepto para expresar o entender la emotividad, experto en representar escenarios criminales y que no es capaz de mirar a los ojos, es seguramente culpable, incluso… para su madre. Siempre ha luchado para que su hijo reciba el mismo trato que los niños normales y, en estas circunstancias, la única oportunidad de que no vaya a la cárcel es aprovecharse del asperger.

Emma reflexiona mientras ve dormir a Jacob. Sus pensamientos saltan de las páginas, empatizando con un lector que se planteará preguntas.
“No sé qué tipo de vida habría tenido sin Jacob, y no quiero saberlo. Si él no hubiera sido autista, no le habría podido querer más de lo que ya le quiero. Y aunque le condenen, no podría quererle menos.”


Las normas de la casa, última novela de la escritora más leída en EE.UU., es una historia hechizante. Narrada en primera persona y a cinco voces te atrapa tras la lectura de los primeros capítulos, permitiendo que el lector se introduzca en las mentes de cada uno de sus protagonistas y comprendan sus reacciones. 
No es tan solo una novela negra con inteligente trama y giros sorprendentes que mantiene vivo el interés hasta el capítulo final, es también un thriller de sentimientos que consigue emocionar y hacer reír al lector con las reacciones de sus personajes. Esta novela es un libro de denuncia en el que, su autora, nos muestra la incompetencia de una sanidad que descuida a los más necesitados, que castiga al débil. Sufrir de una discapacidad en una sociedad donde la sanidad y la justicia están privatizadas puede conducir a una familia hacia la absoluta miseria, tanto psicológica como económica. 

No conocía a Jodi Picoult pero, tras la lectura de esta novela, entiendo su éxito como narradora y, por supuesto, la seguiré de cerca.


GRISELDA MARTIN CARPENA
Barcelona 29 de julio de 2012



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